A menudo se predica que la clave para un cuerpo esbelto y tonificado se basa principalmente en dos pilares: entrenar más y comer menos. Sin embargo, a menudo se olvida que el cuerpo se adapta a su entorno. Tiene en cuenta los niveles de actividad, los nutrientes consumidos y el tiempo entre comidas. La necesidad de dormir suele subestimarse. En la sociedad actual, se están realizando grandes esfuerzos para reducir la necesidad de dormir en general. Esta es, sin duda, una de las razones por las que industrias enteras del café, las bebidas energéticas y similares han florecido en los últimos años.
Las consecuencias negativas de la privación crónica de sueño para nuestra salud suelen pasarse por alto por completo. Científicamente comprobadas, estas incluyen cambios hormonales, un sistema inmunitario debilitado, mayor susceptibilidad a la inflamación, mayor reacción al estrés, hipertensión arterial, disminución de la sensibilidad a la insulina, mayor riesgo de infarto y, sobre todo, obesidad. Además, las personas con menos horas de sueño tienden a comer más (debido a las largas horas de vigilia), a la vez que pierden masa muscular y ganan grasa.
La razón de esto radica en los procesos anabólicos que ocurren durante el sueño, los cuales se reducen con la privación de sueño. Esta es probablemente una de las razones por las que la población de los países desarrollados es cada vez más propensa a la obesidad. Durante las fases de sueño profundo, y solo entonces, el cuerpo libera grandes cantidades de hormonas de crecimiento. Solo entonces, el entrenamiento intenso se ve recompensado con el crecimiento muscular. Las hormonas de crecimiento no solo indican el crecimiento muscular, sino que también contribuyen a numerosas funciones vitales. Cabe mencionar también que la falta permanente de sueño supone estrés para nuestro cuerpo. Esto provoca la liberación de cortisol, la hormona del estrés. Este, a su vez, descompone los aminoácidos de los músculos.
Entonces, ¿cuánto sueño es suficiente?
Las recomendaciones científicas suelen sugerir dormir de 6 a 8 horas. Sin embargo, para un entrenamiento más intensivo, se recomienda dormir 8 horas.